Radiocirugía es como se denomina el procedimiento médico de radioterapia en que se administran haces finos de radiación, generados en unidades de megavoltaje (ciclotrón, el Gamma Knife y el acelerador lineal (LINAC), mediante múltiples campos convergentes y conformados con lo cual se consigue irradiar dosis elevadas y localizadas con precisión, en un área o estructura anatómica específica, evitando la administración de dosis tóxicas a los tejidos adyacentes.
El principio fundamental de la radiocirugía es el de la ionización selectiva de los tejidos, por medio de rayos de alta energía de la radiación. La ionización es la producción de iones y radicales libres que suelen ser nocivos para las células. Estos iones y radicales, que pueden formarse a partir del agua en la cámara o de los materiales biológicos pueden producir daños irreparables en el ADN, las proteínas y los lípidos, lo que resulta en la muerte de la célula. Así, la inactivación biológica se lleva a cabo en un volumen de tejido a tratar, con un efecto destructivo precisa. La dosis de radiación se mide generalmente en grays, donde un gray (Gy) es la absorción de un julio por kilogramo de masa. Una unidad que intenta tomar en cuenta tanto los diferentes órganos que se irradian y el tipo de radiación es el sievert, una unidad que describe tanto la cantidad de energía depositada y la eficacia biológica.
La radiocirugía implica el uso de instrumentos complejos, sofisticados y de alta precisión, como los dispositivos de estereotaxia, aceleradores lineales, el bisturí de rayos gamma, computadoras y rayos láser. La irradiación de alta precisión es planificada por el oncólogo radioterapeuta basándose en las imágenes, como la tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética (IRM) y angiografía. La radiación se aplica desde una fuente externa, bajo la orientación mecánica precisa por un aparato especializado. Múltiples rayos se dirigen (colimado) hacia la lesión intracraneal o extracraneal a tratar donde se acumulan llegando al nivel necesario para dañar las células. De esta manera, los tejidos sanos de alrededor del blanco están relativamente a salvo al recibir dosis de radiación no letales.